Artículo de Opinión
Por: Enrique López (RadioUsme)
Medio comunitario y alternativo de la localidad quinta de Bogotá
En las lomas, veredas y barrios de Usme se gestan todos los días formas de narrar el territorio que no suelen aparecer en los grandes medios. Las emisoras locales, los periódicos artesanales, los canales digitales hechos con celulares y buena voluntad, son expresiones vivas de una ciudadanía que se piensa, se cuestiona y se cuenta a sí misma. Esa es, en esencia, la comunicación comunitaria: un derecho que emerge desde la base social y no desde los escritorios.
A lo largo de la última década, la localidad contó con una herramienta jurídica que buscaba fortalecer estos procesos: el Decreto Local 005 de 2012 , que creó la Mesa de Trabajo de Medios Comunitarios y Alternativos. Su propósito era claro: brindar un espacio donde los medios del territorio pudieran incidir en la implementación local de la política pública distrital de comunicación. Sin embargo, hoy esa estructura se encuentra desactualizada frente a los nuevos marcos normativos y las transformaciones del ecosistema comunicativo en la ciudad.
El reciente Decreto Distrital 428 de 2023 , que adopta la Política Pública de Comunicación Comunitaria y Alternativa para el periodo 2023–2034, plantea una visión más integral, con énfasis en el fortalecimiento organizativo, el acceso equitativo a recursos y la promoción de enfoques diferenciales. Esta nueva ruta normativa invita a los territorios a revisar sus instrumentos locales, no solo desde el plano jurídico, sino también desde la práctica.
En ese sentido, Usme enfrenta hoy un desafío doble. Por un lado, la actualización de su marco normativo local , que permite alinear la Mesa de Medios con los lineamientos actuales, y por otro, una revisión de fondo sobre cómo está funcionando esta instancia participativa . La participación debe ser abierta, inclusiva y transparente, para que todos los procesos tengan la posibilidad de aportar desde sus saberes y trayectorias.
Después de varios años de ausencia en los escenarios formales de participación institucional, el equipo de RadioUsme tuvo la oportunidad de asistir nuevamente a una reunión convocada por la Oficina de Prensa de la Alcaldía Local. El encuentro fue liderado por Mauren Daza , comunicadora que ha regresado a la localidad luego de un tiempo alejada de los procesos territoriales, y cuya presencia —cercana y comprometida— trajo consigo el aire de quienes conocen de cerca la comunicación hecha con sentido de comunidad. La reunión no solo propició el intercambio entre diversos actores del ecosistema mediático de Usme, sino que reabrió la posibilidad de reconstruir el vínculo entre lo institucional y lo popular, entre los micrófonos comunitarios y los espacios de decisión.
Retomar la palabra en un espacio como la Mesa no es un gesto menor; es también una forma de resistencia frente al olvido, y de insistencia en la necesidad de que todos los actores, incluidos los medios comunitarios, puedan participar con legitimidad y autonomía.
Es necesario repensar también el rol de quienes integran la Mesa. Su papel va mucho más allá de asistir a reuniones o firmar actas. La comunicación comunitaria requiere capacidades críticas, técnicas y éticas que se cultivan con formación constante. Por ello, resulta urgente implementar procesos de capacitación en participación ciudadana, producción de contenidos con enfoque social y, especialmente, en periodismo investigativo , para que los medios puedan abordar los asuntos públicos con profundidad, rigor y autonomía.
En paralelo, resulta fundamental fortalecer los mecanismos de articulación entre la Alcaldía Local , la Junta Administradora Local (JAL) y las organizaciones de medios. En la medida en que estas relaciones se construyan desde la colaboración genuina y no desde la formalidad, se podrá avanzar hacia una comunicación realmente incidente, que aporte a los planos de desarrollo, a la memoria colectiva y al ejercicio activo de la ciudadanía.
Los procesos comunicativos de base no pueden ser vistos como canales de difusión institucional, sino como interlocutores legítimos del territorio. De ahí que la oxigenación de las instancias de participación , su apertura a nuevas voces y su revisión crítica, no sea una amenaza para nadie, sino una oportunidad para todos.
La localidad de Usme tiene una riqueza comunicativa enorme. Lo que hace falta es voluntad, estructura y escucha para que esa riqueza florezca y siga nutriendo a una comunidad que se informa, se organiza y transforma su realidad desde la palabra.
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